2010/09/13

Esculturas de papel

Esta es una muestra de Peter Dahmen muy bonita e impecable:

2010/09/11

Cerámica íbera

Con la introducción en la Península Ibérica del torno rápido por parte de los comerciantes fenicios, en el siglo VIII antes de Cristo, se produce un cambio tecnológico que resultó trascendental en la fabricación de la cerámica en el mundo indígena. Las cerámicas dejan de modelarse a mano o con un torno lento, lo que permite el desarrollo de una de las manifestaciones más características de la cultura ibérica.
Se trata de piezas de buena factura, que tienen formas propias o imitan prototipos griegos desde muy temprana época. Sus características principales son: la pasta bícroma, en la que las caras externas e internas son de color claro, mientras que el motivo es oscuro. La decoración se llevaba a cabo a pincel o peine utilizando óxidos férricos, que se reconocen por su color rojo. Los motivos recurrentes de la pintura ibérica son geométricos, líneas paralelas, semiesferas hechas a compás y volutas. Además, en un periodo posterior de su evolución se hicieron también figuras humanas de guerreros y danzantes, así como caballos y perros.
La vajilla cerámica producida por los pueblos íberos era multifuncional. Además de su uso en el ámbito doméstico, como vajilla de mesa o para almacenamiento de productos, no debemos olvidar que las cerámicas también fueron soportes funerarios, donde se depositaban las cenizas de los difuntos. Ciertos rasgos y manifestaciones de la cultura indígena permanecieron durante varias centurias, mucho después de que la romanización hubiera calado hondo entre los pobladores. La cerámica con decoración y pastas parecidas a la ibérica se siguió fabricando durante mucho tiempo e incluso perduró hasta el siglo IX, cuando este lugar ya estaba bajo dominio del Islam.
Aquí teneis algunos ejemplos:

2010/09/10

Socarrat

PROCESO DE FABRICACIÓN DEL “SOCARRAT”

La elaboración de estos azulejos o placas parece estar sujeta al siguiente proceso: sacada la pieza de barro aún tierno del molde de madera que le había dado las proporciones de largo, ancho y grueso, se secaba en paraje poco aireado y sin sol; después se la cubría de una ligera capa de pasta blanca , tierra caolínica ó arcilla blanca muy calcárea ó, incluso, con cal y sobre ella se pintaba con óxido de hierro y óxido de manganeso (rojo y negro respectivamente), se introducían las placas en el horno, quedando al salir de ésta única cochura a unos 800º 900º centígrados, con resistencia para ser colocados en los techos y con las pinturas, permanentes y de aspecto mate. Esta particularidad de someterse tan solo a una cocción, les valía el calificativo de “socarrats”, término del lenguaje valenciano utilizado para denominar las piezas de barro cocido una sola vez. Con este nombre propio se han conservado los escasos ejemplares originales conocidos. Aunque este método es el más aceptado debemos considerar variaciones respecto al mismo. Así, debemos aceptar que existen ejemplos de “socarrats “ decorados en frío (decoración no cerámica) y también otros realizados en dos cocciones, una para obtener la placa en terracota y una segunda para consolidar la base blanquecina y los colores.